jueves, 27 de julio de 2017

Ensayo grado 10

APUNTES SOBRE LA VIOLENCIA BARRISTA EN EL PAISAJE FUTBOLERO COLOMBIANO.
Por Harold Pardey Becerra Comunicador Social, Universidad del Valle Eduardo Galeano.

“En el fútbol, ritual sublimación de la guerra, once hombres de pantalón corto son la espada del barrio, la ciudad o la nación. Estos guerreros sin armas ni corazas exorcizan los demonios de la multitud, y le confirman la fe: en cada enfrentamiento entre dos equipos, entran en combate viejos odios y amores heredados de padres a hijos “. 1 Producción de ensayos de carácter argumentativo Las barras populares de fútbol en Colombia, no solamente protagonizan hechos violentos, también son productores de contenidos y capitales simbólicos, que evidencian los imaginarios de unas culturas urbanas, inmersas en un caótico ritual de masas, donde se reflejan las virtudes y los defectos de la condición humana, como la solidaridad fraterna del gregarismo tribal, y los fundamentalismos absurdos, que niegan la diferencia. Cuando un fanático se pone el traje de fútbol, su cuerpo cambia y se transforma en otro ser, devoto al planeta redondo, donde ruge una multitud en éxtasis. Lo hace cada domingo, para reafirmar la fidelidad a su primer amor, su equipo del alma. El fútbol es la sangre que le recorre el cuerpo de principio a fin. Es su fuego y su pasión, fuente de emociones populares, que genera fama, poder, territorialidad y violencia, y que obedecen al hecho de escenificar la experiencia y los valores que gobiernan la vida de los individuos y de los grupos de las sociedades modernas, es decir, de las sociedades imbuidas de los valores de igualdad, justicia y libertad; y caracterizadas por la tensión entre el individualismo y la nostalgia de colectivos tribales. Nuevas formas de identificarse y representarse a través del fútbol surgieron en Colombia a finales del siglo XX, a través del consumo cultural mediático y trasnacional, vía parabólica e internet, dando origen a diversas manifestaciones estéticas entre los jóvenes que conforman las barras populares, y que se vieron atraídas por modelos de socialización como el aguante argentino, configurando unas ciudadanías mestizas, que en el caso de las barras, suscitan un laboratorio de identidades complejas, dinámicas y agonísticas con sus cosmovisiones urbanas, pletóricas de ritos, mitos, cábalas y amores enfermizos. Los comportamientos lúdicos, festivos, violentos y agresivos de los barristas, a lo largo y ancho del suelo tricolor, son claros indicios de nuevas formas de socialización, en la ciudad contemporánea, como son las tribus urbanas, que basadas en modelos de identidad antagonista, prolongan y reactualizan viejas formas de tribalidad; como los parches, las pandillas, bandas de barrio y oficinas de cobro, y se nutren de otras existentes como las organizaciones juveniles comunitarias. Adolescentes y jóvenes de distintos estratos y condición socio económica, encuentran en las barras populares (denominadas mediáticamente “barras bravas”), nuevas vías de expresión, y distintas formas de alejarse de la normalidad que no les satisface, y ante todo la ocasión propicia para intensificar sus vivencias alrededor de un culto pasional a un equipo de fútbol, en un estado religioso y místico que gobierna el vaticano de la FIFA, dentro de un escenario permanente de violencia y exclusión, de machismo e intolerancia, de estereotipos y represión, de disciplinamientos y control social con enfoque clínico, que no permite muchas ilusiones a corto y mediano plazo. Los barristas, encuentran allí, en su dionisiaca interacción de comunidad emocional en los espacios urbanos, virtuales y callejeros, un núcleo gratificante de afectividad que muchas veces no encuentran en la familia o en la escuela, como síntoma latente de la crisis de la familia nuclear o una profunda pérdida de confianza en las instituciones del Estado, y los partidos políticos tradicionales. Al no saber distinguir y detallar los distintos tipos de violencia ritualizadas, que ocurren dentro de las barras populares, la opinión pública sólo tiene como única opción: la información presentada por los medios masivos de comunicación, los cuales generalmente resaltan un punto de vista estereotipado, el del terrorismo informativo, que cuentan los homicidios, produciendo una dramatización de la sociedad, sin preocuparse de forma ética por investigar e indagar de forma rigurosa y periodística, las innumerables tensiones, contradicciones y ansiedades que rodean a las culturas juveniles en el paisaje futbolero. 2 Producción de ensayos de carácter argumentativo En aras de la construcción colectiva de una política de inclusión social, cultural y laboral con los barristas, donde se reconozca las diversas formas de habitar y representarse en la ciudad, es necesario que desde el Estado, la academia, el sector público y privado se construyan verdaderos espacios de participación, debate y discusión alrededor del barrismo, en el marco de una industria cultural con responsabilidad social que debe promover el fútbol, con emprendimientos productivos y proyectos de vida cultural, al cual parece apuntarle el Ministerio del Interior, con la formulación del Plan Decenal de Seguridad, Comodidad y Convivencia en los estadios, en convenio con las Fundaciones Tiempo de Juego, Colombianitos y Con-texto Urbano. Este plan es un conjunto de propuestas, acciones y metas que expresan la voluntad del país de cara a los siguientes 10 años, en este caso tiene un objetivo puntual que es convertir al fútbol en un escenario de construcción social, donde la paz, la seguridad, la comodidad y la convivencia, sean los lineamientos y ejes centrales para hacer de esta práctica un instrumento integrador de armonía y no un factor de división, pérdida de vida y generador de choques.

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